jueves, 13 de septiembre de 2012


MI POSICIÓN FRENTE A LAS TIC

“Esa Escuela Llamada vida”, título de uno de los libros de Paulo Freire, sin dudas fue uno de los pedagogos destacados del siglo XX,  en el refleja toda su impronta revolucionaria propia de los años 60 y 70. Utiliza como aula la vida misma que rodeaba la injusta distribución social en  Brasil y toda Latinoamérica.  De alguna manera la currícula escolar se apoyaba en la interpretación de esas prácticas deshumanizadoras en medio de un capitalismo descarnado  e implacable.
       Quitando toda interpretación política del  texto, lo cito para ejemplificar de alguna manera una forma de interpretar la escuela; no es más que viendo la realidad en la que se inscribe: la vida misma.
   Entiendo que las “nuevas tecnologías” son parte de un proceso de evolución tecnológico que crece y avanza, del cual ninguno podemos ni debemos quedar al margen, si  queremos desarrollar nuestra labor docente con un viso de seriedad y coherencia con la historia. Ellas te arrastran o te devoran sin prisa pero sin pausa, como se dijo en las clases presenciales; y nos obliga a asumirnos en este mundo nuevo para nosotros y tan cercano a nuestros alumnos.
       Considero que estoy parado en medio de un mundo virtual del que soy parte como usuario y del cual aún me queda mucho por descubrir y enriquecer. Superé la etapa que me paralizaba o enmudecía ante el temor  de romper mi PC, y en algunas ocasiones llegué  a pensar que podía estallar ante un clic inadecuado. Parece exagerado pero es vergonzantemente cierto.
       Desde mi espacio en la escuela fueron los propios alumnos los que me empujaron a este mundo y  por obligación asumí la tarea de dar los primeros pasos frente al ordenador. Aplicar estos conocimientos es todavía una tarea difícil, sobre todo cuando descubro cosas que los alumnos ya han desechado
        He descubierto ya hace un tiempo, como el soporte informático virtual logra contener la atención de los adolescentes por más tiempo, superando la capacidad que tenía mi  propia palabra. Pero sin dudas no dejo de valorar el poder de una charla coherente y confiada de la cual ellos no dudan, al entender que el interlocutor sabe lo que habla y actúa en consecuencia. Los jóvenes son más activos en el mundo virtual que adultos pero de ninguna manera han perdido su percepción de las vivencias interpersonales. Es por ello que todavía me cuesta asumir que se pueda dar una escuela que solo comunique, interactúe y logre aprendizajes significativos desde la virtualidad de la “nube digital”.
     A modo de ejercicio personal, subí en mi blog un posteo sobre la posibilidad que los adolescentes puedan incorporar su derecho a voto a los dieciséis años e invité a mis alumnos a visitarlo. Recibí entonces muestras de aprobación y críticas y entre ellas una que me llamó la atención: profe es muy largo, pero esta bueno. Esto último me lleva a pensar que no solo debo aprender las nuevas tecnologías, sino también incorporar su lógica de escritura y lectura. Parece simple pero no será un área sencilla, sobre todo para un docente de Historia acostumbrado a decir más de lo que los alumnos están dispuestos o preparados a escuchar.
                 Por delante me veo ante un desafío:  entender la realidad virtual, adaptar mis prácticas pedagógicas a las TIC para enriquecer los aprendizajes mutuos y traducir su lenguaje a mi trabajo docente. Espero estar a la altura de las circunstancias.
Prof. Germán Lescano

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